
Podría no ser lo que estás comiendo… sino lo que no estás viendo
Los microplásticos están en casi todo envases, agua embotellada, alimentos procesados, cosméticos y hasta en el aire que respiramos.
Y aunque sean invisibles, sus efectos son reales.
Se acumulan en el intestino y pueden alterar tu microbiota, inflamar la mucosa y debilitar la barrera intestinal.
¿Resultado? Desequilibrios hormonales, fatiga crónica y problemas digestivos persistentes.
La buena noticia es que podés revertir esto.
Con cambios conscientes, plantas que regeneran y herramientas. naturales, tu cuerpo puede volver a su equilibrio.